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Educación en el uso del plástico

 

El plástico, ese material tan querido y odiado en iguales cantidades que en los últimos años se ha convertido en uno de los temas preferidos de los defensores del planeta y el medioambiente. La lucha contra este material ha protagonizado campañas políticas, publicitarias y reaccionarias pero, no somos conscientes de lo mucho que ha contribuido el plástico en los últimos 100 años, ayudando en el desarrollo de la sociedad y en la creación de nuestra vida como hoy la conocemos. Se utiliza en la medicina, en los transportes, en los móviles sin los cuales no podemos ya vivir, en miles de objetos de uso diario que tenemos en casa y que quizá ni somos conscientes de que están fabricados o contienen un porcentaje de plástico en su composición.

 

Las ventajas del plástico que ya no te cuentan

En primer lugar, una de las muchas ventajas del plástico es que es el material que mejor preserva los alimentos, con lo cual ayuda a reducir el desperdicio de comida. Otros materiales no podrían conseguir esto y harían que se echara a perder con mayor rapidez, lo que supondría más derroche alimenticio y económico. Los deshechos alimentarios son un problema global, pero con el packaging de plástico adecuado este problema puede ser menguado en cierta medida.

El plástico permite ahorrar en agua, energía y emisiones de CO2. Por ejemplo, como el plástico es un material ligero y resistente, se necesitan menos vehículos (y, por ende, combustible) para transportarlo. Por el mismo número de bolsas, se necesitan 7 camiones para llevar bolsas de papel y un camión para llevar las de plástico. Eso supone que el plástico ayuda a salvar recursos y reducir emisiones, en este caso de vehículos. Es un material que es sometido a infinidad de controles para garantizar su seguridad para la salud. No es, como muchos creen, un material tóxico y nocivo para la salud al contrario, además están sometidos a exigente normativas de control.

Y, por último y no menos importante, es reciclable. Claro está que este no se desintegra por sí solo si nosotros, las personas, no hacemos un esfuerzo por tirarlo en el contenedor pertinente (el amarillo) cuando el objeto en cuestión ha llegado al fin de su ciclo de vida. Si esto no se hace, los plásticos terminan en vertederos (no en plantas de reciclaje), en los ríos o los océanos.  Sin duda, falta concienciación con la materia.

Educación en el uso del plástico

Debemos seguir educando sobre el uso responsable y ético del plástico y, aunque siempre es beneficioso reducir un poco su uso (los excesos no son buenos en ningún caso), debemos aclarar que no es necesario eliminarlo por completo de nuestras vidas.

 

Demos recordar que el plástico en sí no es el problema; el problema es que acabe siendo la basura de la naturaleza y los océanos, poniendo en peligro los ecosistemas, la fauna y la flora de los hábitats naturales. Por lo tanto, la solución no es hacer un boicot y eliminar por completo el plástico de nuestras vidas. La respuesta está en incentivar un uso responsable e inteligente de este, promoviendo la reutilización y el reciclaje en un modelo de economía circular.

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